Venezuela: epicentro geopolítico mundial
Por:
Angel Guerra Cabrera**
Si Washington y sus satélites en el cártel de Lima y en la Unión
Europea lograran consumar la anhelada intervención militar en Venezuela,
cualquier coalición imperialista podría, desde ese momento, al margen
del derecho internacional, hacer lo mismo contra gobiernos que no sean
de su agrado. Después de una larga serie de intentonas golpistas,
Venezuela es sometida desde 2013, a una guerra hibrida: bloqueo
económico, financiero y comercial, desabastecimiento selectivo de
productos e inflación comprobadamente inducida por los capitales
externos y sus súbditos internos de la oligarquía local, guerra
mediática internacional y actos terroristas focalizados.
En Venezuela no se necesita ayuda humanitaria. Bastaría que
Washington comenzara por liberar los aproximadamente 23 mil millones de
dólares que retiene al tesoro venezolano. Solo con ellos, Venezuela
podría comprar los mil millones en medicamentos que necesita durante un
año y quedaría sobradamente para otras necesidades apremiantes.
Venezuela mantiene la producción agropecuaria y en algunos renglones
la ha aumentado, su industria y minería continúan funcionando. La
producción petrolera ha caído debido a la falta de piezas de repuesto,
la resequedad financiera y la actividad contrarrevolucionaria en su
interior, pero ya sienta bases firmes para volver a crecer. Existe una
industria farmacéutica en manos de transnacionales, que
intencionalmente, para generar disgusto en la población, no produce
ciertos medicamentos críticos en cantidad suficiente y oportuna. En los
últimos 7 años, el país ha construido 2 millones quinientas mil
viviendas de calidad en entornos urbanísticos amigables. Mantiene una
escolarización de más de 7 millones de infantes en escuelas primarias,
ha aplicado 8 millones de vacunas en coordinación con la Organización
Mundial de la Salud que protegen a la población contra enfermedades
contagiosas. En resumen, hablar de crisis humanitaria y de necesidad de
ayuda humanitaria, no es más que un pretexto para una intervención
militar.
Es perverso calificar de ilegítimo al presidente Nicolás Maduro. Fue
electo en 2018 en comicios en los que votaron más de 8 millones de
electores, de los cuales mas de 6 lo hicieron por el abanderado de la
Revolución, 67.84% del total. El ente electoral que contó los votos fue
el mismo que en 2015 certificó la importante victoria de la oposición en
los comicios parlamentarios. Numerosos observadores no reportaron
ninguna irregularidad de importancia. La oposición tuvo presentes a sus
técnicos, como siempre, en las numerosas auditorias realizadas al
sistema electoral. Dos pequeños partidos políticos de extrema derecha se
abstuvieron de competir, pero ello no invalida la elección según la ley
Las organizaciones políticas que no presentaron candidatos seguían la
orden dada por Washington cuando, en el momento en que se firmaría el
acuerdo para una solución política al conflicto entre el gobierno
bolivariano y la oposición, se retiraron de la mesa de negociación, ante
el asombro de los mediadores: el expresidente del gobierno español José
Luis Rodríguez Zapatero y el mandatario dominicano Danilo Medina.
Comenzaba así la recta final del nuevo plan imperialista para derrocar
al mandatario venezolano, apoderarse de los cuantiosos recursos de
Venezuela y aniquilar al chavismo como sujeto histórico a escala
latinocaribeña. En agosto de este año se produjo el fallido intento de
magnicidio contra Maduro, seguido de varios ataques terroristas
puntuales contra la infraestructura energética y ataques a pequeños
cuarteles, que buscan dividir a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana
(FANB).
Pero Caracas y todas las ciudades venezolanas permanecen tranquilas,
alegres, y las pruebas de apoyo popular y lealtad de las FANB al
presidente son contundentes. Maduro ha participado en maniobras con las
principales unidades militares y navales. En una reunión en la que nos
habló de este tema relató emotivamente su encuentro con los 200 pilotos
de combate partícipes de la defensa antiaérea.
Defender la soberanía y la integridad territorial de Venezuela es
hoy, deber sagrado de todas las mujeres y hombres amantes de la paz,
porque la patria bolivariana ha devenido epicentro de la disputa mundial
entre el orden unipolar defendido por Washington y el multipolar al que
aspiran China y Rusia con el apoyo de los gobiernos independiente. En
esta encrucijada se decidirá no solo la soberanía venezolana, sino la de
todos los pueblos del mundo.
*Via Cubadebate
**Jornalista cubano residente no México e colunista do jornal La Jornada. -Twitter: @aguerraguerra
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